El bosque bajo el agua: millones de árboles invisibles que sostienen a Venecia desde hace 1600 años
Cualquier veneciano sabe que Venecia es un bosque invertido. Fotos: Guiasviajar
La ciudad, que cumplió 1604 años el 25 de marzo, está construida sobre los cimientos de millones de pilotes cortos de madera, clavados en el suelo con la punta hacia abajo, asemejando a un bosque invertido.
Venecia, la mítica ciudad de los canales, no está construida sobre roca ni tierra firme. Su grandeza se eleva sobre algo mucho más insólito: un ¨bosque invertido¨, oculto bajo las aguas de la laguna. Millones de troncos de árboles clavados en el barro han sido, por siglos, la base silenciosa de palacios, iglesias y puentes. Un milagro de la ingeniería medieval que ha desafiado al tiempo y al agua durante más de 1.600 años.
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Esta ciudad, fundada en el siglo V por pueblos que huían de las invasiones bárbaras, se construyó sobre más de 100 pequeñas islas de la Laguna de Venecia. La tierra era pantanosa, inestable, casi imposible de habitar. Pero los antiguos venecianos, con una mezcla de ingenio y necesidad, idearon una solución que hoy sigue maravillando a arquitectos e historiadores: crear un suelo artificial a partir de madera.
¿Cómo funciona este bosque oculto?
Venecia flota sobre un bosque oculto de millones de troncos sumergidos que han sostenido la ciudad durante más de 16 siglos. Foto BCC
El sistema consiste en millones de pilotes de madera —principalmente de alerce, roble y olmo— clavados en el fondo fangoso de la laguna. Cada uno de estos troncos mide entre 4 y 10 metros de largo y actúa como un soporte vertical. Sobre ellos se colocaron planchas horizontales de piedra y luego se erigieron las construcciones.
Lo sorprendente es que, a pesar del paso de los siglos, esta madera no se pudre. Esto se debe a que está completamente sumergida y sellada por el lodo anaeróbico del fondo marino, lo que impide la presencia de oxígeno y, por tanto, la descomposición. De hecho, la madera se ha petrificado con el tiempo, convirtiéndose casi en piedra.
Este sistema aún sostiene estructuras como la Basílica de San Marcos o el Palacio Ducal, íconos del poderío veneciano.
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Fotos: BCC – Animalpolítico
Una obra maestra de la ingeniería antigua
La cantidad de troncos usados es asombrosa: se estima que se utilizaron más de 10 millones de piezas para construir el suelo firme sobre el que descansa Venecia. Muchos de estos árboles vinieron de los Alpes, y su traslado hasta la laguna requirió una logística monumental para la época.
Este sistema, además de sólido, es flexible. Las mareas, los cambios de nivel del agua y el propio peso de la ciudad han sido amortiguados por esta base de madera, lo que ha permitido que Venecia sobreviva donde otras ciudades se habrían hundido.
Fotos: BCC – Animalpolítico
Una lección desde el pasado
Hoy, en plena crisis climática y ante la amenaza constante del aumento del nivel del mar, Venecia sigue siendo un símbolo de resiliencia. El ¨bosque invertido¨ que la sostiene es una muestra de cómo la humanidad, incluso con tecnologías limitadas, ha sabido dialogar con la naturaleza para crear belleza y durabilidad.
Aunque hoy se emplean métodos más modernos para reforzar las bases de la ciudad, los pilotes originales siguen ahí, cumpliendo su misión, como raíces ocultas de una civilización flotante.
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Venecia no flota por arte de magia. Un bosque bajo el agua, silencioso y firme, que sostiene uno de los patrimonios más admirados del mundo.