¿Sabías que puedes ver sal rosa en Colombia? Descubre este paisaje surreal que parece salido de otro mundo.
Fotografías: Tripadvisor y Procolombia.
Colombia es un país conocido por su biodiversidad, fauna y flora. No obstante, existen muchos otros lugares que, a pesar de no ser tan vistosos, ofrecen experiencias enriquecedoras. Ese es el caso de las Salinas de Manaure de Riohacha, La Guajira, un lugar donde la sal se tiñe de rosa.
Estas salinas ubicadas en el municipio de Manaure son un ícono de la tradición, la resistencia y la riqueza natural del pueblo Wayuu. El sistema salinero abarca aproximadamente 4.080 hectáreas.
Además, representa el 70% de la producción de sal del país, lo que la consolida en el puesto número dentro de las minas de sal de Colombia.
El proceso de extraer la sal en La Guajira
La extracción de la sal es una técnica ancestral que ha pasado de generación en generación en la comunidad Wayuu. Esta comunidad indígena ha tenido un papel muy importante en este proceso de extracción; ya que tienen un procedimiento ancestral que respeta el equilibrio ecológico de la región. En este lugar, los turistas pueden presenciar el proceso de extracción.
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El proceso comienza con el bombeo del agua marina hacia charcas donde, gracias a la intensa radiación solar y la acción de vientos alisios, el agua se evapora dejando una capa de sal que se cosecha manualmente. Este método no solo preserva el medio ambiente, sino que también fortalece la identidad cultural de los Wayuu.
Según el portal Viajando, para los Wayuu la sal es un regalo de la naturaleza. Cada charca la mantiene una persona llamada “salinero”, los cuales también se encargan de minimizar el impacto ambiental y aseguran que la sal siga siendo una fuente de riqueza para futuras generaciones.
¿Por qué la salinera se tiñe de color rosa?
Según El Nuevo Siglo, el color rosado se debe a la artemia salina, un crustáceo que se encarga de la limpieza de la salmuera. Por eso, ha medida que los camarones y flamencos van consumiendo el animal, se tiñen de ese color.
Todo el lugar compone un gran paisaje; según Procolombia, “los enormes campos blancos de sal contrastan con el cielo azul y el suelo rojizo de La Guajira, creando un espectáculo visual digno de admirar”.
Sin duda alguna, las Salinas de Manaure no solo son un recurso económico vital, sino también un símbolo de resistencia cultural. También, son un ejemplo de cómo la armonía entre tradición y naturaleza puede generar desarrollo sostenible.