El tití cabeciblanco, en peligro crítico, es protegido por la Fundación Proyecto Tití. En alianza con la UdeA, investigan su genética para fortalecer su conservación.
Foto: cortesía Fundación Proyecto Tití
Colombia alberga especies únicas que no existen en ninguna otra parte del planeta. Entre ellas, el tití cabeciblanco, un pequeño primate endémico del Caribe colombiano que hoy se encuentra en peligro crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Lea también: Esta especie solo se encuentra en Colombia, y está en peligro de extinción
Aunque su hábitat natural se ubica principalmente en los Montes de María, también hay registros de su presencia en zonas como Urabá, Paramillo y parte del departamento de Sucre. Sin embargo, su existencia está gravemente amenazada por la deforestación, la caza furtiva y el tráfico ilegal como mascotas.
Familia de monos titíes Foto: cortesía Fundación Proyecto Tití
El reto principal: la pérdida de hábitat
El bosque seco tropical, ecosistema clave para la vida del tití, ha sido uno de los más afectados por actividades humanas como la ganadería extensiva y la agricultura. Hoy solo queda el 8% de este tipo de bosque en Colombia, según el Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander von Humboldt. Y no solo es pérdida, también es fragmentación, lo que aísla poblaciones de titíes en zonas de vegetación, complicando su movilidad y aumentando su vulnerabilidad genética. También le puede interesar: El Salto del Buey: un lugar mágico en el Oriente
Estos primates son arbóreos: rara vez bajan al suelo. Necesitan corredores de árboles para desplazarse, alimentarse y reproducirse. La desconexión de los fragmentos de bosque impide esto y amenaza su viabilidad a largo plazo.
Fundación Proyecto Tití: una estrategia integral de conservación
Desde hace 20 años, la Fundación Proyecto Tití trabaja incansablemente por la protección de esta especie. Su directora, Rosamira Guillén, lleva 17 de esos años dedicada a tiempo completo a liderar una misión ambiciosa: salvar al tití cabeciblanco y su hábitat, combinando ciencia, comunidad y educación. Lea también: El árbol raro de Rionegro: un ejemplar único en el mundo, con más de 500 años de historia
La fundación trabaja con cuatro líneas estratégicas:
- Ciencia y restauración ambiental:
Desde 2008, han logrado proteger cerca de 5.000 hectáreas entre Atlántico y Bolívar. Han comprado terrenos para ampliar reservas, como la ubicada al lado del Parque Nacional Natural Los Colorados. Allí, trabajan con procesos de restauración forestal que van desde la recolección de semillas hasta su propagación en viveros. Todo este conocimiento se comparte con campesinos a través de acuerdos de conservación, permitiendo que usen sus tierras para crear corredores biológicos entre áreas protegidas. - Educación ambiental:
En las comunidades donde operan, desarrollan programas con niños para enseñarles que los titíes no son mascotas. Esto ha generado empatía, cambio de mentalidades y un compromiso desde la infancia por cuidar la biodiversidad local. - Empoderamiento comunitario y generación de empleo:
El 65% del personal de la Fundación pertenece a las mismas comunidades rurales con las que trabajan. Además, han impulsado emprendimientos como la fabricación de peluches de tití o mochilas con materiales reciclados, generando ingresos alternativos, especialmente para mujeres. Los campesinos que antes talaban o cazaban, hoy participan de procesos de restauración a cambio de estabilidad laboral y apoyo a su productividad. - Investigación aplicada:
La Fundación colabora con la Universidad de Antioquia para estudiar los efectos genéticos de la fragmentación del hábitat en los titíes. Esto les permite desarrollar estrategias basadas en evidencia científica.
Los titíes son animales arborícolas, lo que significa que viven en los árboles y pasan la mayor parte de su tiempo en ellos.
Foto: cortesía Fundación Proyecto Tití
El papel ecológico del tití y su conexión con todos
Aunque pueda parecer lejano para quienes viven en las ciudades, el tití cabeciblanco cumple funciones vitales en su ecosistema. Es un dispersor de semillas: come frutos y deposita las semillas listas para germinar, ayudando a mantener el bosque sano. También consume insectos, lo que regula sus poblaciones. Y a su vez, es presa de otras especies como boas y aves rapaces. Es decir, cumple un rol fundamental dentro del equilibrio ecológico.
Su desaparición podría provocar desequilibrios irreversibles en el bosque seco tropical, y eso, más allá de lo ambiental, también afectaría a las fuentes de agua, oxígeno y recursos naturales que directa o indirectamente sostienen la vida humana.
Rosamaria Guillén, Directora de la Fundación Proyecto Tití
¿Y en Antioquia?
Aunque la Fundación Proyecto Tití tiene sedes activas en Atlántico, Bolívar y Sucre, los esfuerzos por visibilizar la especie y educar sobre su cuidado han generado interés en otras regiones, incluido Antioquia. En esta región se han registrado casos de tráfico de titíes, lo cual evidencia que el problema no es solo de las comunidades rurales del Caribe, sino también del comportamiento urbano frente al comercio ilegal de fauna silvestre.
Actualmente, hay iniciativas ambientales activas en Antioquia, como la Fundación Natur y Corantioquia. La Fundación Proyecto Tití, en alianza con la Universidad de Antioquia han venido desarrollando investigaciones relacionadas con la genética de fauna silvestre, que podrían convertirse en aliados clave para replicar el modelo de conservación. También puede leer: Tour del cacao en San Rafael: una experiencia a solo dos horas de Medellín
La historia del tití cabeciblanco y de la Fundación Proyecto Tití demuestra que conocimiento, comunidad y compromiso pueden mitigar incluso los impactos negativos frente a esta especie. Proteger los titíes es también defender los bosques, el agua y la vida en todas sus formas.