Antes de salir al balcón, el nuevo Papa reza y se viste en una sala llamada “de las lágrimas”, donde muchos pontífices han llorado por lo que viene.

nuevo papa en el vaticanoFoto tomada de cnn.com

La fumata blanca se elevó desde la Capilla Sixtina a las 18:07 (hora local), confirmando al mundo que hay un nuevo Papa. Sin embargo, el nombre del elegido aún no se ha anunciado y, mientras miles de fieles aguardan en la Plaza de San Pedro, el rito continúa dentro del Vaticano.

Lo que ocurre entre la fumata blanca y el anuncio oficial está cuidadosamente regulado por el Ordo Rituum Conclavis y la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis. Una vez que uno de los cardenales ha recibido la mayoría de los votos, el decano o el cardenal de mayor antigüedad le pregunta en latín: «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?».

Si acepta, se le pregunta: «¿Con qué nombre deseas ser llamado?». El nuevo nombre se registra en un documento oficial, y el proceso del cónclave se da por concluido.

Pero antes de mostrarse ante el mundo, el nuevo Papa entra a una sala contigua a la Capilla Sixtina conocida como la Sala de las Lágrimas. El lugar no tiene ese nombre oficialmente, pero se le llama así porque es común que los pontífices elegidos se conmuevan hasta las lágrimas al asumir el peso del papado.

En esa sala, el nuevo Papa se viste con una de las tres sotanas preparadas y medita brevemente antes de regresar a la Capilla Sixtina, donde recibe el homenaje de los cardenales. Luego, se entona el Te Deum, himno de acción de gracias.

Mientras tanto, el cardenal protodiácono —en este caso el francés Dominique Mamberti, actual titular del cargo— se dirige a la Logia de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro. Desde allí, pronunciará las palabras: «Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!».

Antes de su aparición pública, el Papa electo realiza una última oración en la Capilla Paulina. Solo después saldrá al balcón, para dirigir su primer mensaje como Obispo de Roma e impartir la bendición Urbi et Orbi.