En tan solo dos días los 133 cardenales con derecho a voto eligieron al sucesor del papa Francisco. El mundo católico espera con ansias el nombre del papa 267.

En tan  solo dos días días los 133 cardenales con derecho a voto llegaron a un acuerdo y, enviando una señal de la unión política de la Iglesia, eligieron al sucesor del papa Francisco.

Tras las intensas jornadas de discernimiento, antes del mediodía de este jueves 8 de mayo, la fumata blanca se levantó sobre la ciudad del Vaticano, símbolo inequívoco de que la Iglesia cuenta con un nuevo pastor.

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El cardenal que sostendrá sobre sus hombros las decisiones de la Iglesia será llevado en los próximos minutos la Sala de las Lágrimas, un espacio reservado dentro del Vaticano donde,  en la intimidad de ese lugar histórico y simbólico, el nuevo pontífice se ensimismará en la emoción profunda del llamado.

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El nombre de la sala no es casual: muchos, al cruzar su umbral, han derramado lágrimas al comprender la magnitud espiritual y humana de lo que asumen.

En ese espacio, el nuevo papa elige su atuendo papal. Allí decide si portar la muceta —la pequeña capa de terciopelo rojo—, el pectoral reservado para el pontífice y los tradicionales zapatos rojos. Una decisión que también puede marcar un estilo de pontificado.

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Así ocurrió en el 2013 cuando el papa Francisco sorprendió al mundo al rechazar varios de estos elementos en señal de austeridad.

Una vez revestido, el nuevo papa se preparará para saludar a los miles de fieles reunidos a esta hora en la Plaza de San Pedro y otros conectados a las plataformas streaming que esperan con expectación.

¿Qué sigue?

En cuestión de horas el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, saldrá al balcón central para pronunciar las palabras más esperadas: «Habemus Papam».

Durante los días del cónclave, varias gaviotas se posaron en silencio sobre el techo de la Capilla Sixtina, justo al lado de la chimenea. Su presencia, captada por las cámaras y mirada por millones, fue interpretada como un signo espiritual.

En diversas culturas y tradiciones cristianas, las gaviotas simbolizan libertad, guía celestial y renovación. Aves de los cielos, parecen custodiar desde lo alto el misterio del Espíritu.

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